Francia es un país de Europa Occidental, formado por la Francia metropolitana y la Francia de ultramar, perteneciente a la Unión Europea.
Situada en el sureste de Francia, en la Provenza, Marsella limita al oeste y al sur con el mar Mediterráneo, al norte con los macizos de Estaque y Étoile, al este con el macizo de Garlaban, al sureste con el macizo de Saint-Cyr y el Monte Puget y al sur con el macizo de Marseilleveyre. Por autopista, Marsella está a 773 km de París, 313 km de Lyon, 200 km de Niza, 403 km de Toulouse, 308 km de Grenoble, 475 km de Clermont-Ferrand, 210 km de Mónaco, 395 km de Génova, 434 km de Ginebra y 503 km de Barcelona. El municipio tiene una superficie de 240,62 km2, con una densidad de población de 3.608 habitantes/km2. Sin embargo, si tenemos en cuenta sólo la superficie edificable, es decir, unos 150 km2, la densidad real de la ciudad es de 5.788 habitantes/km2.
Marsella goza de un clima mediterráneo templado y cálido. La ciudad disfruta de una insolación excepcional, con más de 2.800 horas de sol al año, gracias sobre todo al Mistral, un viento frío y seco del norte que sopla una media de 93 días al año y despeja los cielos. En el observatorio de Marsella, la precipitación media anual es de 523,2 mm, una de las más bajas de Francia, con 52,6 días de precipitaciones superiores a 1,0 mm, principalmente en otoño e invierno. La temperatura media en Marsella es de 15,8 °C.
- Musée des Civilisations de l'Europe et de la Méditerranée (Museo de las Civilizaciones de Europa y el Mediterráneo): Situado a la entrada del puerto, este museo presume de una arquitectura única: un impresionante cubo de hormigón. Construido en el emplazamiento del Fuerte Saint-Jean, el museo alberga fabulosas exposiciones que invitan a los viajeros curiosos a descubrir las diferentes civilizaciones que han conformado la identidad del Mediterráneo, desde la prehistoria hasta nuestros días.
- El Puerto Viejo: famoso por su mercado de pescado, sus barcos, sus edificios de época al fondo y los numerosos restaurantes y cafés que bordean los muelles.
- La Cathédrale de la Major: entre los numerosos monumentos históricos de Marsella, la Cathédrale de la Major es una visita obligada. Sólo por su peculiar arquitectura, con influencias románicas y bizantinas, ya merece la pena visitarla.
- Las calanques: En las calanques, Marsella revela su lado natural y salvaje en todo su esplendor. El relieve escarpado de las calanques esconde magníficas playitas a un paso.
- El Château d'If: catalogado como monumento histórico, con 100.000 visitantes al año, la antigua fortaleza-prisión es accesible en transbordador marítimo y ofrece una vista impresionante de Marsella.